
El camino que lleva a los autores de ficción a su debut es arduo; siete consejos de agentes y editores, independientes y de grandes grupos, sobre qué hacer (y qué no)
Guillermo Schavelzon, ex editor de Alfaguara y Planeta y actual agente de varios de los autores más importantes del país -entre ellos Claudia Piñeiro y Ricardo Piglia-, comenta que dejó inconcluso un libro que se iba a titular Cómo ser publicado. Allí quedó registrado someramente su modus operandi, que incluye llamados telefónicos o correos entusiastas con archivos adjuntos que detallan la obra en oferta, y también, más allá de la retórica de la persuasión de su oficio, el aviso de que el momento de contratación de un inédito es «un momento mágico».
A continuación, Schavelzon deja en claro que a la magia hay que darle una mano: «Creo que el escritor debe ocuparse de escribir; yo he visto a lo largo de varias décadas que una buena novela o un buen libro de no ficción, al que muchas veces nosotros mismos en la agencia no podemos prestar atención y decimos que no, termina publicándose. Esto no sucede sólo en la Argentina, sino en todo el mundo».
Sin tener en cuenta la edición de autor, la que el escritor paga de su propio bolsillo, y que tiene en el ambiente literario un injustificado halo de desprestigio, ¿cuáles son los consejos de editores de empresas transnacionales y de sellos locales independientes a los inéditos que quieren publicar su primer libro de ficción?
No creer que todo es publicable
«Antes de empezar a publicar, durante todos esos años que parecen interminables, pensamos muchas veces que vamos a ser inéditos toda la vida -señala Ariel Bermani, autor de Vagón y Leer y escribir, entre otros títulos, y editor en el sello Conejos-. Esa sensación tan común de que, si no publicás, no sos un escritor pesa. Pero, me parece, es importante no perder la calma. Saber que, para publicar, primero hay que escribir, que no todo lo que escribimos es publicable.»
Corregir y corregir
Muchas veces los inéditos llegan a las editoriales con faltas de ortografía y errores de sintaxis que desalientan a los responsables de leer el material. «Hay infinitas razones para publicar (y no publicar) el primer libro de un autor: en primer lugar, le exigiría que no parezca un autor primerizo. En todo sentido, desde los aspectos formales hasta los ortográficos», dice Gabriela Massuh, responsable del sello Mardulce por varios años. «La corrección de un libro puede llevar meses, incluso años -agrega Bermani-. Corregir hasta encontrarle la vuelta al material, en esa tensión amable y de pura creatividad que se establece entre el autor, sus amigos, el editor y todos los libros que leímos y los que vamos a leer.»
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